jueves, 13 de mayo de 2010

Bienvenidos a Holanda


Esta carta me la facilitó una de las madres de mis alumnos el primer año que comencé a trabajar en un centro con niños de educación especial. Desde entonces siempre la he tenido presente, y he intentado que sirva de apoyo a otras personas (ya sea en su labor educativa o en su labor como padres). Espero que os guste y que os haga reflexionar, para así ser capaces de mirar las cosas desde otra perspectiva.

Bienvenidos a Holanda
Por Emily Pearl Kingsley

A menudo me piden que describa la experiencia de criar a un niño con una discapacidad, que intente ayudar a la gente que no han compartido esa experiencia única a imaginar cómo se sentirían. Es así...

Cuando vas a tener un bebé es como planear unas vacaciones fabulosas en Italia. Compras un montón de guías y haces tus maravillosos planes. El Coliseo. El David de Miguel Ángel. Las góndolas de Venecia. Puede que aprendas algunas frases útiles en italiano. Es todo muy emocionante.

Después de meses de ansiosa anticipación, finalmente llega el día. Preparas tus maletas y allá vas. Varias horas más tarde el avión aterriza. La azafata viene y dice: "Bienvenido a Holanda".

- ¿Holanda? - dices -. ¿Cómo que Holanda? Yo me embarqué para Italia. Se supone que estoy en Italia. Toda mi vida he soñado con ir a Italia.
- Pero ha habido un cambio en la ruta de vuelo. Han aterrizado en Holanda y aquí se debe quedar.

Lo importante es que no te han llevado a ningún lugar horrible, asqueroso y sucio, lleno de pestilencia, hambruna y enfermedad. Simplemente es un sitio diferente.

Así que tienes que salir y comprarte nuevas guías. Y tienes que aprender una lengua completamente nueva. Y conocerás a un grupo entero de gente que nunca habrías conocido.

Simplemente es un sitio diferente. Camina a un ritmo más lento que Italia, es aparentemente menos impresionante que Italia. Pero cuando, después de haber estado un rato allí, contienes el aliento y miras alrededor, empiezas a notar que en Holanda hay molinos de viento. Holanda tiene tulipanes. Holanda tiene incluso Rembrandts.

Pero todo el mundo que conoces está muy ocupado yendo y viniendo de Italia y todos presumen muy alto de qué maravillosamente se lo han pasado en Italia. Y, durante el resto de tu vida, dirás "Sí, ahí era donde se suponía que yo iba. Eso es lo que había planeado."

Y ese dolor nunca, nunca, nunca, se irá, porque la pérdida de ese sueño es una pérdida muy importante.

Pero si te pasas la vida quejándote del hecho de que nunca llegaste a Italia, puede que nunca tengas libertad para disfrutar de las cosas, muy especiales, maravillosas, de Holanda.


Un saludo.

martes, 4 de mayo de 2010

Un muerto encierras

Aquí os dejo la letra y el vídeo de una de mis canciones preferidas de un pedazo de artista como es Ismael Serrano. Si nunca la habéis escuchado espero que la disfrutéis y si ya la conocíais sé que también pasaréis un buen ratito. Espero que os guste.


Como tantas madrugadas encerrados en un coche,
en una calle sin luz, una calle sin nombre,
los dos frente a frente se miran despacio,
tras dedicarse al amor y su trabajo.
Secan su sudor, secan su sudor,
tal como han aprendido, no han olvidado.
Él piensa "ya nada es lo de antes, la vida debe estar en otra parte",
donde no la divisa porque ella le ciega con cárceles de oro,
con amor sin tregua.
Ya nunca volverán, ya nunca volverán,
ya nunca volverán a hacer nada por vez primera.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés, un muerto encierras.

Él le regala unas manos llenas de mentiras,
ya no le parece tan bello el cuerpo que acaricia.
Ayer eclipse de sol eran sus pupilas,
hoy son lagunas negras donde el mal se hacina.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se termina.

Ella ya no ama sus vicios, le busca en los ojos,
pasa un ángel volando y se encuentra con otro.
Ayer sus dos brazos eran fuertes ramas donde guarecerse,
hoy son cuerdas que atan.
Qué pena me da, qué pena me da,
qué pena me da, todo se acaba.

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés, un muerto encierras.

Él decide por fin vomitar las ideas,
ella lo sabe y tranquilamente lo espera.
Sin calma planea su fuga este preso,
ella no lo mira, no aguanta su aliento.
Ya llegó el final,
y van a encontrar en su corazón arena de desierto.
Perdida la calma, se pone muy serio,
cunde el pánico y le invade un horrible miedo.
Su boca cobarde pronuncia: "Te quiero.
No te vayas nunca, no te vayas lejos".
Y ella echa a temblar, ella echa a temblar,
ella echa a temblar: "Yo también te quiero".

Ataremos bandadas de gorriones a nuestras muñecas,
huiremos lejos de aquí, a otro planeta.
Llévame donde no estés, un muerto encierras.